lunes, 12 de marzo de 2012

Si el hombre pudiera decir

    Si el hombre pudiera decir lo que ama,
    si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
    como una nube en la luz;
    si como muros que se derrumban,
    para saludar la verdad erguida en medio,
    pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad
    de su amor,
    la verdad de sí mismo,
    que no se llama gloria, fortuna o ambición,
    sino amor o deseo,
    yo sería aquel que imaginaba;
    aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
    proclama ante los hombres la verdad ignorada,
    la verdad de su amor verdadero.
    Libertad no conozco sino la libertad de estar
    preso en alguien
    cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
    alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
    por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
    y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
    como leños perdidos que el mar anega o levanta
    libremente, con la libertad del amor,
    la única libertad que me exalta,
    la única libertad porque muero.
    Tú justificas mi existencia:
    Si no te conozco, no he vivido;
    Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

    DETERMINACIÓN DEL TEMA
    “La libertad del amor: la única libertad que me exalta, la única libertad porque muero”
    Mediante el una hermosa redacción, Cernuda pretende explicar el significado que para él tiene el amor, intentando presentarlo en su estado más puro ya que lo considera la única verdad del hombre. También describe con exactitud una extraña paradoja, la que supone que la libertad que el amor le proporciona consista en apresarle en su amada, el único sentido de su mezquina existencia. Finaliza con una bella declaración a su amada.


    DETERMINACIÓN DE LA ESTRUCTURA
    El texto puede ser dividido en tres partes:
    1ª parte:
    V(1-13): “Si el hombre pudiera decir lo que ama (...)
    la verdad de su amor verdadero” (...)
    * V(11-13): (...) “aquel que con su lengua (...)
    la verdad de su amor verdadero” (...)
    En estos primeros versos, y mediante una estructura condicional, el autor intenta expresar el amor puro, honesto, sin aditivos, el amor oculto e inconfesable, dejando de un lado todo lo material que simboliza el cuerpo y que muchas veces constituye un impedimento para que una relación logre salir adelante. Si la persona consigue aislar su amor descubrirá la única verdad del hombre. Una verdad representada por el amor y el deseo, ahora sinónimos, y que se oculta tras las capas superficiales de la persona: la verdad del amor verdadero.
    Y dentro de esta primera parte puede distinguirse una subdivisión: tras ser formulado el deseo o anhelo en los diez primeros versos, y finalizando éste en suspense, los tres versos siguientes tienen como función aclarar la incógnita del verso diez: “yo sería aquel que imaginaba”. Se trata de la conclusión del deseo, del propósito, pero al no definir con claridad su mensaje, requiere una explicación posterior.
    2ªparte:
    V(14-22): (...) “Libertad no conozco sino la libertad (...)
    la única libertad porque muero” (...)
    Más adelante, el poeta expresa cómo logra evadirse de la repulsiva realidad mediante el amor, y revela su deseo de conseguir la eternidad en ese mismo amor. Además, mediante una hábil paradoja, indica que la única libertad que le exalta y le motiva es la libertad del amor (que en realidad no es tal, sino todo lo contrario), la única razón para seguir adelante con su vida.
    3ª parte:
    V(23-25): (...) “Tú justificas mi existencia (...)
    no muero, porque no he vivido”
    Y finaliza el poema con una bella declaración de amor, expresada mediante un juego conceptista al más puro estilo de Shakespeare: la amada es idealizada hasta el punto de convertirse en el único sentido de la existencia, la única necesidad vital.

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